Esta pintura ocupaba una de las pechinas de la cúpula del templo de San Francisco Javier de Tepotzotlán. Fue removida en 1994 para su restauración y actualmente se exhibe en el antecoro del mismo templo.
Mario Sgarbossa y Luis Giovanninni, Un santo para cada día, pp. 155-156.
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Cuerpo y persona
Patricia Gallardo Arias (Dirección de Etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia), Wolfgang Effenberger (Posgrado en Estudios Mesoamericanos-Universidad Nacional Autónoma de México), Gemma Orobotg Canal (Departamento de Antropología Social), David Lorente Fernández (Dirección de Etnología y Antropología Social, Instituto Nacional de Antropología e Historia), Pavel Alonso García Magdaleno (Posgrado en Estudios Mesoamericanos-Universidad Nacional Autónoma de México), Lourdes Baez Cubero (Subdirección de Etnografía, Museo Nacional de Antropología, Instituto Nacional de Antropología e Historia), Imelda Aguirre Mendoza (Investigadora del Programa Nacional de Etnografía de las Regiones Indígenas en el Nuevo Milenio-Instituto Nacional de Antropología e Historia, equipo centro-norte), Iván Pérez Téllez (Secretaría de Cultura de la Ciudad de México), Jaques Galinier, Alonso Guerrero Galván (Dirección de Lingüística del Instituto Nacional de Antropología e Historia), Laura Romero (Universidad de las Américas Puebla), Carlos Arturo Hernández Dávila (Profesor e investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia)
Instituto Nacional de Antropología e Historia
En esta obra se encuentra, al centro de la composición, la figura de un hombre barbado maduro, sentado sobre nubes, en actitud de observar a un león alado que se encuentra a su lado; en su regazo sostiene un libro abierto y con la mano derecha una pluma de ganso. El libro y la pluma de ganso nos permiten identificarlo como uno de los evangelistas, y el león alado nos habla de san Marcos, ya que éste es el tetramorfo que lo identifica. La opinión más común es que este evangelista era conocido como Juan Marcos, hijo de María, aquella en cuya casa se reunían los primeros cristianos de Jerusalén y a donde fue a refugiarse Pedro después de su liberación de la cárcel. Marcos, hebreo de origen, nació probablemente fuera de Palestina, y pertenecía a una familia rica. San Pedro lo llamaba "hijo mío" y lo mantuvo consigo en sus viajes misioneros en Oriente y en Roma, en donde tuvo la oportunidad de escribir su Evangelio. El no conoció a Jesús, sin embargo, su texto se basa en lo que oyó decir de él en palabras de san Pedro. Además, de san Pedro, Marcos también tuvo relación con el apóstol Pablo, a quien encontró por primera vez en el año 44 en Jerusalén.
Esta pintura ocupaba una de las pechinas de la cúpula del templo de San Francisco Javier de Tepotzotlán. Fue removida en 1994 para su restauración y actualmente se exhibe en el antecoro del mismo templo.
Mario Sgarbossa y Luis Giovanninni, Un santo para cada día, pp. 155-156.
Ficha Técnica | |
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Título | San Marcos Evangelista |
Creador | Anónimo |
Tipo de objeto | Imagen fija, Pintura de caballete, Representaciones de santos |
Institución | Instituto Nacional de Antropología e Historia |
Formatos disponibles | 375 CM |
Identificador | oai:mexicana.cultura.gob.mx:0014137/0089714 |
Ver registro original | http://mediateca.inah.gob.mx/islandora_74/islandora/object/pintura%3A2847 |
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